el cielo gris, un frío entumecedor,
desde mi ventana podía ver como la gente en forma desesperada entraban a su hogar
La lluvia se venia
(...)
Tras varios minutos de sucesos que ocurrían en mi vida (discusiones, gritos, cansancio, sueño,
lágrimas, desesperación, estudios, alegrías (?), esperanzas), la noche comenzaba a caer, las
luces del hogar comenzaban a apagarse y un suave sonido se sentía en el techo.
Tras sentir ese silencio abrumador en mi hogar, tomé un abrigo y salí sin rumbo fijo.
Detenerse en medio de la calle, elevar tu cara y sentir como la lluvia caen sobre ella, es una sensación única.
Sentir la lluvia y recordar aquellos dolores, aquellas penas, aquellos momentos que quisiéramos olvidar
y estar empapada, sentir como la ropa se apega a mi piel y no saber si estoy llorando o es lluvia que recorre mi rostro.
Camino y camino y siento ese viento fugaz que logra penetrar mi piel, me quema, me destruye, me consume.
Y mientras todos duermen en el barrio, sola recorro sus calles, tratando de sanarme interiormente.
Y que raro no? Lluvia en Octubre, quien iba a esperar esto?
Tal vez esa noche el cielo lloró
No fue por mi
Ni por todos nosotros
Fue simplemente porque al igual que yo necesitaba sanarse interiormente (...)
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